Pasión en Córdoba 20230222

María Santísima del Amor, en su paso de palio con San Juan, el Miércoles Santo

VALERIO MERINO

Jesucristo ha resucitado, ha inaugurado una vida nueva y distinta, una vida en plenitud y eterna, ha vencido la muerte, ha abierto un camino nuevo y vivo para nosotros. Ningún otro personaje de la historia ha vencido la muer- te ni ha resucitado. Y ningún otro personaje puede dar- nos esa vida eterna. La muerte ya no es el final, porque hay vida —y qué vida— más allá. «Solo Tú, Señor, tienes palabras de vida eterna». Eso es el cielo: Jesucristo resu- citado. Para el discípulo, seguirle es estar con él, parecer- se a él, contar con su compañía y con su gracia. Y en la Eucaristía se concentra todo este misterio de amor, de en- trega, de cercanía, de actualización de su ofrenda sacri- ficial para unir nuestra ofrenda a la suya. Que la celebración anual de estos misterios de fe, ablan- de nuestro corazón, lo renueve y lo haga más disponible.

mío, Dios mío, por qué me has abandonado. Bien sabía Je- sús que su Padre no lo abandonaba y por eso gritó con voz potente: «Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu». Y como estaba muerto, el soldado no quebró sus piernas para desangrarlo, sino que le traspasó el costado con una lanza, y de ese costado, de ese Corazón que tanto ha ama- do al Padre y a los hombres, salió sangre y agua. Un Cora- zón abierto para perdonar, para sanar, para acoger a todo el que se acerca arrepentido; un Corazón manantial del Espíritu Santo para todo el que se acerque a beber con sed. Depusieron su cadáver en el regazo de María y ella lo ofreció como aquel día en que lo llevó niño al Templo. Ofrenda de amor en los brazos de una madre. Lo coloca- ron en el sepulcro y sellaron la piedra. La gran maravilla del cristianismo es que su fundador

5 UN AMOR EXAGERADO PASIÓN EN CÓRDOBA

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