Pasión en Córdoba 20230222
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Córdoba había dicho que las mujeres podían vestir la túnica, pero la Junta de Gobierno de entonces no jugó limpio. No colocaron a las hermanas en pie de igualdad, sino juntas, con un verduguillo en lugar del cubrerrostro, y justo detrás del Señor de las Penas. «Quedá- bamos distnguidas de todos los demás. Pa- samos malos ratos, porque algunos de los que no querían que saliesen las mujeres nos em- pujaban, nos daban codazos y pellizcos», re- memora. Querían hacer ver que no sabían comportarse, pero aguantaron en silencio y no quedó la cosa ahí. Protestaron, se hicie- ron valer y dos años después, con la ayuda del consiliario de la hermandad, consiguie- ron la integración plena, sin ninguna distin- ción debajo de la túnica. Maribel Gómez no ha dejado de ponérsela desde entonces: «Sólo se me ha quedado clavada la espina de que no la pude vestir junto a mi padre. Cuando yo
Maribel Gómez, vistiendo a la Virgen. Debajo, repasando el manto junto a otras camareras
pude él ya lo había dejado, porque padecía del corazón y se ahogaba. Con mi her- mano sí, muchos años». Porque Maribel Gómez se define como «esperancista total» en estos años en que la devoción al Señor de las Penas, sobre todo a partir de la incorporación del mis- terio, ha crecido mucho, de lo cual se alegra. Su sitio está tan cerca de la Virgen que revela que si algún ha hecho ha promesa de algún sacri- ficio durante la estación de penitencia ha sido el de re- nunciar a acompañar a Ma- ría Santísima de la Esperan- za. Ha ido con el Señor y has- ta en la cruz de guía. Durante esos más de treinta años fue, con pocas excepciones, la única vesti-
FOTOS: ABC
dora de Córdoba. Lo recuerda con cariño, como una épo- ca de aprendizaje y de errores que se corregían. Ya tuvo que dejar de vestir a su Virgen de la Esperanza, por dis- tintos motivos, entre ellos el paso del tiempo, que le im- pedía subirse a los altares y al paso con la misma facili- dad que en otras épocas. Había terminado su etapa y está encantada con el trabajo que hace Eduardo Heredia des- de entonces. «Cuando empezó hablamos mucho, y yo le decía que él sabía más y que tirara adelante. Y desde en- tonces no he tenido que decirle nada, porque sabe ha- cerlo y ha sabido darle su personalidad», admite.
Ahora es la número 1 de la cofradía, la hermana más antigua de la Esperanza. Su primo Jorge Cantos, otro co- frade muy implicado en la hermandad, es el 2. Cuando se lo recuerdan no sonríe: «¡Qué pena!». Van los dos como manigueteros del paso de la Virgen, más cerca de Ella imposible. Al número 1 se llega después de que hayan fal- tado muchos de los que precedieron. «Se han muerto tantas personas, y son todos más o menos de nuestra edad y todos muy conocidos. Decimos que ahora esta- mos en primera línea de fuego, y a ver si pueden ser mu- chos años más».
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PASIÓN EN CÓRDOBA
MARIBEL GÓMEZ: «LA ESPERANZA NUNCA TE DEFRAUDA»
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