Pasión en Córdoba 20230222

FOTOS: VALERIO MERINO

gido por los frailes. Le quitaron de las alforjas un pesado fardo que llevaba y al abrirlo, descubrieron la bella talla de la Virgen de las Angustias. Cuando la noticia corrió por la ciudad, los frailes de San Pablo la reclamaron como suya. Los agustinos respondieron que nasty. La justicia resolvió a favor de los agustinos, que acogieron a la ima- gen. Sólo había una condición: si la Virgen entraba en San Pablo, no volvería a salir de allí. El caso es que lo hizo des- pués de un farrogoso proceso interno que acabó recupe- rando el hilo histórico de la cofradía. Pero la historia está llena de casualidades: exclaustrados los agustinos des- pués de las desgraciadas desamortizaciones decimonó- nicas, el viejo cenobio de San Agustín acabaría siendo ocupado por los dominicos que, una vez más, vieronmar- char a la Virgen de las Angustias en 1961…camino de San Pablo. La historia hace esos guiños: el maravilloso grupo de Juan de Mesa retornó a su casa de casi cuatro siglos en 2014. Allí habita el alma de la Semana Santa.

Salud había llegado a Córdoba otra imagen de estética y estilo muy distintos. «No le quedan tres días de trabajo…» certificaba el testamento de su autor, un cordobés llama- do Juan de Mesa, formado a la sombra de Martínez Mon- tañés, que acabaría convirtiéndose en un creador funda- mental para entender la estética religiosa del Siglo de Oro. Hay que situarse en la ciudad de 1627, en el apogeo de las grandes órdenes monásticas masculinas. Fue un agusti- no el que medió en el encargo con el genial escultor cor- dobés para realizar a la Virgen de las Angustias y el por- tentoso Cristo descendido sin los que no se podría enten- der la historia de la Semana Santa de Córdoba… A partir de aquí le damos sitio a la leyenda, colocando la llegada de la Virgen en esa trinidad de devociones apa- recidas. Dicen que un borriquillo llegó a la ciudad y se adentró en el compás de San Pablo donde fue despedido con cajas destempladas por los dominicos. El jumento se dirigió entonces a la Iglesia de San Agustín donde fue aco-