Pasion en Sevilla 145 noviembre 2023

cimos de niño y que nos gustaría que permaneciera, pero eso es imposible que ocurra porque en la esencia y en la supervivencia de la Semana Santa, y así lo demuestra la historia, está la necesidad de que evolucione. Si no evolu cionara, probablemente no permanecería. Pero es verdad que todos recordamos la Semana Santa de nuestra niñez y es la que nos gustaría que siguiera. Yo, por ejemplo, echo mucho de menos La Sed el Viernes de Dolores por la Gran Plaza, pero ahora no vamos a poner otra vez la cárcel en La Ranilla ni ese tipo de cosas. —Muchas voces alertan de la creciente banalización de la Semana Santa, reflejada en fenómenos como el ban dismo o el costalerismo. ¿Comparte esa teoría? —Yo tengo una impresión contraria: no me da la impre sión de que se esté banalizando la Semana Santa. Más bien me da la sensación de que estamos en una dinámica con traria, una especie de puritanismo excesivo, de una exi gencia hacia los nazarenos… Por ejemplo, ahora estos aya tolás que han aparecido que se irritan y se indignan cuan do ven a los nazarenos de las cofradías de capa de la Madrugada desayunando en los bares… yo eso es algo que no lo entiendo. Esa es una estampa que forma parte de la historia de la Semana Santa. La Semana Santa siempre tuvo un componente popular y de cierto desenfado, cier to que quizás algo excesivo en algunas épocas, pero creo que una cosa es un cierto rigor que no debe convertirse en algo que vaya más allá. —Famosos fueron sus reportajes en ‘El Mundo’ sobre los agujeros negros de la Madrugada de 2000, trabajo que fue el germen de su libro ‘La Madrugá’, todo un éxi to de ventas en el 2006. Con el paso de los años, ¿ha lle gado a desterrar la creencia de que aquellos incidentes estuvieron organizados? —No, yo sigo pensando lo mismo. Creo que no nos expli caron realmente qué ocurrió. Cualquiera que se lea esos reportajes de nuevo llegará a la conclusión de que queda ron muchas cosas por indagar y que había muchos cabos sueltos. ¿Por qué no se tiraron de esos cabos? No sé, han pasado ya muchos años y a estas alturas de la película va a ser difícil que nos enteremos. Pero bueno no es una cosa que me quite el sueño ni me obsesione. √ «Creo que no nos explicaron realmente lo que ocurrió en la Madrugada de 2000. Han pasado muchos años y a estas alturas será difícil que nos enteremos» √ «Siempre echaremos de menos la Semana santa que conocimos de niño. Yo echo de mucho de menos La Sed el Viernes Santo por la Gran Plaza»

—Es un orgullo y un honor, por supuesto. Me siento or gulloso de que se acuerden de mí más de 20 años des pués de que yo dejara el programa. No me gusta la vani dad, pero es algo que te enorgullece. Yo le debo todo a ‘El Llamador’. Haber contribuido a crear ese producto, que creo que fue todo un acontecimiento radiofónico, perio dístico y cofrade en Sevilla, es algo de lo que hay estar or gulloso toda tu vida. Yo le debo mucho de lo que soy. —Vega y López de Paz formaron una pareja iniguala ble al frente de ‘El Llamador’. Contaban la actualidad y la realidad de las cofradías bajo un nuevo prisma y al mismo tiempo se divertían y disfrutaban del perio dismo y de la Semana Santa. ¿Cuál fue la clave del éxi to? —La clave del éxito la comentó hace poco Fran en un pro grama aquí en Canal Sur. Había dos cosas. Fran y yo so mos como dos quebrados: tenemos un denominador co mún y luego tenemos un numerador distinto. Tenemos un concepto del periodismo muy parecido, prácticamen te idéntico: nos gusta un periodismo ágil, valiente, decidi do y crítico. Y luego, él tenía una visión de las hermanda des más interna, más propia de la vida interior de las co fradías, digamos más rancia, y yo era un poco el heterodoxo que las veía desde fuera. Es curioso porque luego hemos evolucionado al revés: él se ha convertido en un revolucio nario y partidario de muchos cambios, y yo soy un poco más conservador en lo de la evolución de las cofradías. Era una complementariedad lo que había entre nosotros. Pero sí quiero subrayar una cosa importante: que inde pendientemente de que nosotros pudiéramos haber dado lugar a una renovación del género de la información de las cofradías en la radio, siempre fuimos muy respetuo sos y siempre tuvimos mucha admiración por los maes tros que nos habían precedido y por los programas clási cos, que eran los que escuchábamos cuando éramos ni ños. Yo, por lo menos, le debo mucho a ‘Saeta’, a ‘Cruz de Guía’, a ‘Sentir Cofradiero’, a todos esos grandes progra mas y a todos esos grandes maestros. —Como periodista, ¿qué noticia le gustaría contar al gún día de nuestra Semana Santa? —Que algún día fuéramos más epicúreos y disfrutáramos más. Y no fuéramos tan tiquismiquis y tan criticones. En definitiva, que disfrutáramos más. —Dicen que la Semana Santa es un viaje entre la ilusión de la niñez y la nostalgia de la madurez. ¿Usted es de los que prefieren la Semana Santa que conoció de niño a la de ahora? —Es una consecuencia de la vida. Esto ya lo decían los grie gos: aquello de que cualquier tiempo pasado fue mejor. Ese pensamiento es algo innato porque nosotros vamos olvidando lo malo y quedándonos con lo bueno, lo que nos hace llegar a la conclusión de que como se vivía antes… Sin embargo, la vida demuestra que se evoluciona a me jor siempre. Yo he llegado a la conclusión de que nosotros echaremos siempre de menos la Semana Santa que cono

J. J. ÚBEDA

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