Pasion en Sevilla 149 mayo 2024
∑∑∑
encaja entre 1350 y 1399 por varias cues tiones. Por ejemplo, además de tener los brazos articulados tiene movilidad en el cuello, la cadera, las rodillas, los pies y los dedos, muy propio de la época por su uso en autos sacramentales. Y, sobre todo, por el «aspecto putrefacto, pestilente, realiza do con todos los recursos formales para acentuar la idea de dolor». Así define la historiadora Ruth Fernández a estos cris tos del descendimiento en tiempos en los que la peste diezmaba las poblaciones eu ropeas. Dulzura y clasicismo Sin embargo, con cada reinterpretación del crucificado burgalés el resultado final se iba alejando más de la crudeza. Ya el Cristo de San Agustín de Sevilla acercó la propuesta a los cánones de la escultura gótica andaluza, pero sin duda la obra de ‘El Viejo’ eliminó cualquier severidad. Un crucificado ya muerto, con todos los es tigmas y marcados regueros de sangre, y que sin embargo transmite sosiego. Una efigie que logra el patetismo, pero a través de una gran mesura y proporción, hasta el punto de ser uno de los máximos exponentes del arte de la imaginería sevi llana de sublimar la belleza en el relato de la Pasión. Todo pese a la corriente manie rista imperante en el arte europeo y que el propio Bautista impregnó en muchos
otros crucificados de su factura, como el de la Expira ción de Hinojos o el de la Buena Muerte de Lebrija. En el Cristo de Burgos se mantiene la característica curvatura del cuerpo inerte del modelo agustino, con la cabeza basculando hacia abajo y hacia la derecha, y la marcada línea baja de las costillas. Sin embargo ‘El Vie jo’ «dota a su obra de una serenidad, movimiento y mo delado, manifiestos en la cabeza, hermosísima de líneas y proporciones, que ya son clásicos. El Cristo cuelga de la cruz sin sufrimiento, como si estuviera dormido», concluye Pedro Sánchez Núñez. Las propias facciones también contribuyen a esta idea, como señala el historiador del arte Jesús Porres Benavides: «La nariz es recta y fina, se une a las cejas por unas líneas curvas de perfecta armonía, la boca pe queña y entreabierta de labios correctos y lengua talla da». Otros detalles corporales aportan expresividad den tro de la contención, como ocurre con la flexión de al gunos de los dedos de la mano. Aunque hay que imaginar al Cristo de Burgos sevilla no con el faldellín de tela y el pelo y la barba naturales en aquel siglo XVI, elementos que siempre añaden dra
FRAN PIÑERO
El crucificado que se venera en la Catedral de Burgos mantiene el imponente aspecto medieval
10
PASIÓN EN SEVILLA
CORPUS CHRISTI SEVILLA
Made with FlippingBook flipbook maker