Pasion en Sevilla 149 mayo 2024
F ue el jueves de la Ascensión, entonces festivo, 23 de mayo de 1974. El Betis se había proclamado campeón de Segunda División al derrotar al Gim nástico de Tarragona por 3-0 y se aseguraba el tan deseado ascenso. Y el presidente del club verdiblanco, José Núñez Naranjo, se permitió una semana después hacer votos a la Virgen de la Hiniesta gloriosa para que «muy pronto Sevilla pueda contar de nuevo con dos equipos en Primera División». El ruego, formulado en la recepción oficial a los campeones de Segunda, fue atendido a la tem porada siguiente. ¿Por qué iba a acordarse el presidente de un club de fútbol de la patrona municipal en un trance mucho más protocolario y elegante que los festejos deportivos de ahora? Porque el mismo día del ascenso, la Hiniesta se había coronado canónicamente: «La ceremonia, oficia da por el cardenal arzobispo doctor Bueno Monreal y en la que fueron padrinos el alcalde de la ciudad, señor Fer nández Rodríguez-García del Busto, y su gentil esposa, tuvo lugar en el trascoro, donde había sido levantado un magnífico altar, como si no fuera bastante para el ho menaje a la excelsa Señora la majestad y hermosura del templo metropolitano». El primer párrafo de la crónica de ABC del viernes 24, sin firma, resumía los datos principales de aquel acon tecimiento histórico, pero la pieza periodística no esca timaba en adjetivos hiperbólicos, tan del gusto de la épo ca: «Cuatro seis llevaron la corona de oro a los padrinos, señores Fernández Rodríguez-García del Busto, quie nes portándola se acercaron al cardenal para la bendi Así contó ABC... la coronación de la Hiniesta POR JAVIER RUBIO
ción. Posteriormente, el prelado, rodeado del respeto y del amor de sus diocesanos y llevando en aquel momen to la representación de la más augusta autoridad de la tierra, procedió a ceñir con sus sagradas manos y ricas coronas las sienes de las imágenes de Santa María de la Hiniesta y del Niño en nombre de los sevillanos, repre sentados por miles allí congregados, que gozosos ento naban la tierna salutación de la salve, a la cual siguie ron aplausos unánimes, nacidos de todos los corazones enardecidos de amor a la excelsa Señora». El periódico le dedicó un espacio generoso, más que notable, a los actos previos y posteriores al de la coro nación propiamente dicho. Una semana antes, el cura Javierre participó en la cuarta sesión del ciclo mariano que tenía lugar en los salones del Círculo Mercantil. Lo hizo con la ponencia titulada ‘María, Señora de Europa’ y arrancó de una polémica cita de la cantante Juliette Gréco, icono de la ‘chanson’ francesa de aquellos años, en la que revelaba la incomprensión de la doctrina so bre la virginidad de María, tan en boga en aquellos años de existencialismo. «En Europa piensan que los andaluces, concretamen te los sevillanos, exageramos en nuestra devoción ma riana. En Sevilla pensamos que a los europeos les falta amor a la Señora. Nace así una actitud polémica que no 23 do m an sé er ción Posteriormente el prelado rodeado del respeto y
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PASIÓN EN SEVILLA
CORPUS CHRISTI SEVILLA
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