PASIÓN EN CÓRDOBA 2025

El Cristo de las Penas avanza por la calle Agustín Moreno un Domingo de Ramos

solutamente triviales e incluso, ‘motu proprio’, solicitan y facilitan cada dos por tres a las cofradías, Consejos o Agrupaciones la organización de procesiones «magnas sin capirotes», a veces en abierta contradicción con el calendario litúrgico y —en todos los casos— apelando in directamente al impulso turístico y económico que tales paradas generan. Algo ha pasado en estos cuarenta años. Y lo que ha pa sado es que la sociedad española se ha descristianizado a velocidad de vértigo, la práctica religiosa más elemen tal —la misa del domingo— ha visto reducirse el número de sus «clientes espirituales» en proporción inversa a la edad media de los mismos, los bautizos son ya por la mi tad de los nacidos y los matrimonios por la Iglesia no lle gan ni a la cuarta parte de las parejas que deciden convi vir. Precisamente Andalucía, y precisamente —¡vaya por Dios!— por el humus vitalizante que deja la religiosidad

popular, ha sido la región española en la que esta tenden cia ha sido algo menos desastrosa: todavía nos falta mu cho, afortunadamente, para llegar a la muy progresista Cataluña, donde si no hay más obispos que seminaristas muy poco le falta para tal récord. Ahora los prelados acuden, cada dos por tres, a las co fradías como a clavos ardiendo para mostrar la «vitali dad» de la fe cristiana en sus diócesis. Y lo hacen iden tificando equivocadamente evangelización e izquierda zos, catequesis y solos de corneta con eternidades gaditanas, oración y gritos destemplados de «¡Guapa!» salidos de voces timbradas de ambigüedad. Y lo que es peor: convirtiendo en algo trivial por lo repetido algo que para nosotros, los cofrades que peinamos canas, es algo perfectamente serio y que, como tal, tiene marca dos por la Historia y la Liturgia sus tiempos, sus formas y sus maneras.

79 ¡QUÉ TIEMPOS! PASIÓN EN CÓRDOBA

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